El sexo y el deseo sexual: ¿Necesidad y hambre?
Por Rebecca Landry
El otro día, vi un documental que habla de la falta de educación en sexualidad y saltó con esta frase: “Si el sexo es una necesidad básica — tan básica como el agua y el aire — ¿cómo es que cuando pensamos en nuestra primera lección…?”
Básicamente preguntaban, ¿si el sexo es una necesidad como el agua y el aire, porque no nos han enseñado sobre el tema? Si tener sexo es tan básico y necesario, ¿habrá que hablarlo y enseñarlo, ¿no?
Estoy de acuerdo que hace falta más y mejor educación, pero la pregunta es: ¿Es el sexo realmente una necesidad tan básica como el agua? ¿De dónde viene esta idea? ¿Qué queremos decir con la palabra “necesidad”?
Maslow y la idea del sexo como una necesidad
En primer lugar, es verdad que a veces sentimos el sexo como necesidad. Somos seres sexuales y todos tenemos (en algún momento, en grados variados) deseo sexual. Es normal y es sano. En algunos momentos, ese deseo puede parecer una necesidad, por lo fuerte que es.
Pero además de nuestra propia experiencia de sentir atracción sexual y deseo sexual, la idea de que el sexo es una necesidad viene en parte de un hombre que se llama Maslow.
Maslow (1908 - 1970), un psicólogo estadounidense, desarrolló la pirámide de la motivación humana.1 Con la pirámide, Maslow plantea que los seres humanos no somos capaces de preocuparnos por temas más “altos” hasta que tenemos más o menos cubiertas las necesidades más básicas.
Por eso, las necesidades más básicas están en la parte más abajo de la pirámide. La idea es que toda nuestra atención y esfuerzo va para cubrir las necesidades básicas primero. Una vez cubiertas esas necesidades básicas, tenemos la capacidad de atender a nuestros otros deseos, y así seguimos por la pirámide.
Imagen de Institutoserca.com
¿Ves que allí en la base aparece el sexo (relaciones sexuales) igual que la comida, el sueño y el aire?
Algunos tienen la idea de que el sexo es una necesidad biológica y se ve (y se refuerza) con frases como aquella que escuché en el documental: “el sexo es una necesidad básica — tan básica como el agua y el aire.”
Pensemos. ¿Si el sexo es una necesidad, cuando empieza a ser una necesidad? ¿En la adolescencia? ¿Si es una necesidad, con qué frecuencia hay que tener sexo para estar bien?
Te cuento algo. Las relaciones sexuales no son una necesidad para sobrevivir. Si estamos usando la palabra “necesidad” como algo necesario para el funcionamiento del cuerpo y la sobrevivencia, el sexo no es una necesidad.
El sexo no es una necesidad
Quizás lo que ha pasado es que nos hemos liado con la palabra “necesidad”. Si usamos la palabra para cosas necesarias para literalmente la sobrevivencia de una persona, aplica al agua y otras cosas, pero no a las relaciones sexuales.
Nadie ha muerto de no tener sexo. Como bien dicen en un estudio, “Si no bebes cuando tienes sed, tienes más sed y acabas muriendo; si no tienes relaciones sexuales cuando sientes una fuerte atracción, no morirás.”2
Otros autores comentan: “Sugerimos que la motivación sexual se trate de forma distinta a las necesidades básicas de supervivencia, como el hambre, y se traslade a una posición diferente en la jerarquía.”2
De hecho, Maslow mismo dijo que no podemos decir que cada “necesidad” es imprescindible para mantener nuestro cuerpo vivo.3 Entonces, quizás lo que Maslow nombraba como “necesidad” se refiere más bien a necesidades sentidas, lo que Maslow mismo nombra “impulsos fisiológicos” que tenemos y que nos guían.3
Porque eso sí… sin duda sentimos un deseo de relaciones sexuales. Es un deseo básico y natural.
Pero tener relaciones sexuales no es una necesidad biológica para cada individuo. ¿Cuál es una forma de ver el deseo sexual entonces, ya que lo sentimos de una forma fuerte?
¿Y el deseo sexual?
Hay muchas formas de verlo, pero veamos una. En primer lugar, lo que no es: el deseo sexual no es igual que el hambre de comida.
El hambre, dice Nagoski, una educadora sexual, es un impulso porque “un impulso es una experiencia interna incómoda que te empuja a solucionar un problema.”4 El deseo sexual no es igual que el hambre porque no morimos si no tenemos sexo. La falta de sexo no es un problema en sí para el organismo humano.
A Nagoski le gusta definir nuestro deseo de tener sexo como un sistema de motivación incitativa — básicamente “sentirse atraído por un estímulo externo atractivo.”4
Obviamente, parte del deseo sexual es la búsqueda de sentir el placer que nos proporciona la relación sexual. Tengamos presente también que las hormonas tienen un efecto sobre nuestro deseo sexual. En ese sentido, hay un “impulso” biológico desde dentro para buscar el sexo.
También sabemos que el deseo sexual fluctúa durante la vida y según la relación de pareja, el estrés, y muchos factores más.
Pero lo importante en este artículo es tener claro que el sexo no es una necesidad ni un derecho y el deseo sexual no es un mecanismo que te lleva a satisfacer una necesidad biológica.
¿Por qué es importante saberlo? Dos cosas.
¿Qué pasa si vemos el sexo como una necesidad?
En primer lugar, si el sexo es una necesidad, la falta de deseo sexual espontáneo sería una enfermedad grave. En segundo lugar, si el sexo es una necesidad, nos da pie para varias prácticas dañinas o incluso abusivas. Veamos los dos.
Si el sexo es una necesidad y el deseo sexual es hambre que nos lleva a resolver el problema de la falta de sexo, las personas que raramente o nunca tienen deseo sexual espontáneo serían personas enfermas.4
Pero no es así. El deseo sexual no es hambre que te lleva a solucionar un problema. Hay dos tipos de deseo sexual (espontáneo y reactivo) y la falta de deseo sexual espontáneo no significa que estás enfermo.
El segundo punto, y quizás lo más importante: si el sexo es una necesidad y el deseo sexual es el hambre, nos permite satisfacer esa necesidad de casi cualquier forma.
La autora Nagoski lo compara con una persona hambrienta robando pan.4 Hasta cierto punto, tenemos compasión y misericordia para con esa persona. Al final, han hecho lo que tienen que hacer para sobrevivir.
Pero si no es hambre ni necesidad, y solo roba por curiosidad o egoísmo u orgullo… no lo vemos tan guay. El mismo pasa con el sexo.
“... [el sexo] no es una "necesidad" biológica, y nadie tiene derecho a él, y nadie tiene permiso para robárselo a nadie, bajo ninguna circunstancia.”4
Después de leer hasta aquí, alguien podría pensar que soy anti-sexo. Al contrario. Soy pro-sexo que es mutuo, consentido, íntimo y placentero entre esposo y esposa. Justo por eso no nos podemos permitir ver el sexo como una necesidad que habrá que satisfacer sea como sea.
O, puedes pensar que veo el deseo sexual como algo malo. De nuevo, al contrario. El deseo sexual es bonito, sano y nos lleva a buscar el otro — a buscar relacionarnos. Y hay pistas en el deseo sexual que nos ayudan a entender quienes somos como humanos y que necesitamos para florecer.
Detrás de ese deseo sexual a veces tan fuerte está un anhelo de conexión con el otro, de intimidad y quizás un deseo de curar la soledad. ¡Tenemos el deseo de intimidad y relación programado hasta en el cuerpo!
El deseo de intimidad y relación
Somos seres sociales y relacionales y tenemos un deseo de conexión, intimidad y relación.
Es verdad que hay un impulso dentro de nosotros que busca intimidad, busca conexión y busca al otro. Y sí, ¡busca el sexo! La sexualidad es, en parte, justo eso: la búsqueda del otro.
El sexo como actividad genital no es necesario a la vida, a sobrevivir, pero sí que hay ese deseo y anhelo profundo de conectar con el otro.
En el triángulo, Maslow habla más tarde de nuestra necesidad de amor, afecto y pertenencia.
Dijo: “Amor no es sinónimo de sexo... De ordinario, el comportamiento sexual está... determinado no sólo por necesidades sexuales, sino también por otras necesidades, entre las que destacan las de amor y afecto..."4
A veces detrás del deseo sexual está el deseo de amor y afecto.
Tenemos escritos en el cuerpo y el corazón el deseo y la capacidad de conectar y hacer vínculo con otros, desde el vínculo con los padres en la infancia hasta la búsqueda de pareja, el querer sentir parte de un grupo, y el deseo sexual.
Por ejemplo, desde el momento uno de la vida, el sonido del llanto de su bebe produce oxitocina (la hormona de vínculo) en la mamá.5 Y la conexión social tiene implicaciones en nuestra salud tanto mental como físico.5 La conexión es mega-importante y es para todos — solteros y casados, jóvenes y mayores.
El psiquiatra Hallowell define la conexión como “Sentirse parte de algo más grande que uno mismo, sentirse cerca de otra persona o grupo, sentirse acogido y comprendido.”6
Acogido y comprendido. Visto por completo y amado. Es lo que queremos y lo que nos suple el anhelo de intimidad. Escuchemos atentamente a ese deseo sexual que nos cuenta que queremos estar con otros. No solo te habla del sexo. Te habla de la conexión también. En la vida diaria y en el increíble regalo del sexo, buscamos intimidad y conexión.
No siempre es el contexto correcto para relaciones sexuales, pero siempre podemos buscar relacionarnos de forma sana con la familia y amigos que tenemos a nuestro alrededor.
Como bien dijo Timothy Keller, "Ser amado pero no conocido es reconfortante pero superficial. Ser conocido y no amado es nuestro mayor temor. Pero ser plenamente conocido y verdaderamente amado es, bueno, muy parecido a ser amado por Dios. Es lo que más necesitamos.”7
Hablemos de la sexualidad y busquemos la conexión
Volvamos al principio, al documental ese que vi. Dijeron: “Si el sexo es una necesidad básica — tan básica como el agua y el aire…” ¿Qué hemos aprendido en este artículo? No necesitas el sexo de igual forma que necesitas el agua.
Lo que sí es que el deseo sexual es normal y común a la experiencia humana. Es un deseo fuerte que a veces nos motiva y nos guía las decisiones que tomamos. El deseo sexual te habla de la conexión, no solo del sexo. Habrá que normalizar el hablar de la sexualidad y educar bien en el tema.
Empecemos a tener conversaciones respetuosas sobre un tema tan importante y tan cercano a nuestra experiencia humana, rompiendo la ignorancia y manteniendo la inocencia.
Y no solo eso. Busquemos siempre la intimidad y la conexión humana que tanto anhelamos y dejemos que Dios nos conozca plenamente y nos ame verdaderamente.
Referencias
The Editors of Encyclopedia Britannica. (2023). University of Wisconsin. In Encyclopedia Britannica.
Kenrick, D. T., Griskevicius, V., Neuberg, S. L., & Schaller, M. (2010). Renovating the pyramid of needs: Contemporary extensions built upon ancient foundations: Contemporary extensions built upon ancient foundations. Perspectives on Psychological Science: A Journal of the Association for Psychological Science, 5(3), 292–314. https://doi.org/10.1177/1745691610369469
Barnes, M. (n.d.). Classics in the history of psychology -- A. h. maslow (1943) A theory of human motivation. Yorku.Ca. Retrieved July 12, 2023, from https://psychclassics.yorku.ca/Maslow/motivation.htm
Nagoski, E. (2021). Come as you are: Revised and updated: The surprising new science that will transform your sex life. Simon & Schuster.
Martino, J., Pegg, J., & Frates, E. P. (2017). The connection prescription: Using the power of social interactions and the deep desire for connectedness to empower health and wellness. American Journal of Lifestyle Medicine, 11(6), 466–475. https://doi.org/10.1177/1559827615608788
Hallowell, E. M. (2013). Connect: 12 vital ties that open your heart, lengthen your life, and deepen your soul. Pantheon Books.
Keller, T. (2013). The meaning of marriage: Facing the complexities of commitment with the wisdom of God. Garamond Press.