El poder de la infancia: tres experiencias que influyen en tu sexualidad
En este artículo:
Tres experiencias de la infancia que influyen en tu sexualidad (como te pueden afectar y cómo actuar)
La educación en sexualidad
El abuso sexual
La exposición o consumo de pornografía
Unas palabras a los padres y las madres
Cuando piensas en tu infancia, puede que la veas como una etapa lejana y desconectada de los eventos importantes de la vida adulta. Sin embargo, la infancia está estrechamente vinculada con las personas en las que nos convertimos y a las decisiones que tomamos como adultos. Todo lo que acontece en la infancia y lo que aprendemos en cuanto a la sexualidad tiene un impacto directo en cómo nos relacionamos con Dios, con nosotros mismos y con los demás.
En este artículo compartiré tres sucesos que pueden ocurrir en la infancia y que tendrán un impacto directo en tu sexualidad como una persona adulta: La educación en sexualidad, el abuso sexual y el consumo de pornografía. También te dejaré puntos de esperanza y pasos prácticos que puedes tomar por si descubres que durante tu infancia hubo desaciertos en uno de estos tres puntos.
Te invito a reflexionar para comprender tu infancia y cómo influye en tu vivencia de la sexualidad en el presente.
Tres experiencias de la infancia que influyen en tu sexualidad
1. La educación en sexualidad
¿Qué tipo de educación sexual recibiste en tu infancia o adolescencia? La experiencia de la mayoría consistió en la famosa 'charla': esa conversación incómoda que ocurre durante la adolescencia, en la que los padres intentan abarcar todo lo relacionado con la sexualidad con la esperanza de que sus hijos tomen decisiones correctas en el futuro.
En el otro extremo están las personas que no tuvieron ninguna conversación sobre este tema con sus padres.
Si no te hablaron nunca del sexo o la sexualidad, eso también forma parte de la educación sexual que recibiste. ¿Por qué? La educación en sexualidad es inevitable. Sucede en todo momento, a través de lo que se dice y de lo que se calla, a través de lo que se hace y lo que se deja de hacer, a través de la presencia o de la ausencia.
Por ejemplo, quizás con la falta de apertura sobre el tema o la falta de información aprendiste que el sexo es vergonzoso o sucio.
Piensa en tu propia infancia:
¿Sentías que podías recurrir a tus padres con cualquier duda sobre sexualidad?
Durante tu adolescencia, ¿eran tus padres una fuente confiable a la cual acudir para obtener orientación?
¿Había apertura para hablar sobre sexualidad con un adulto de confianza? Si no, ¿a qué otras fuentes tuviste que recurrir?
¿Creciste con una visión sana de la sexualidad?
¿Qué cosas sobre las relaciones y el sexo aprendiste de la relación que tenían tus padres?
Hoy en día, ¿podrías tener una conversación sobre sexualidad con tus padres o con tus hijos sin sentir vergüenza?
Como te puede afectar
Por una necesidad legítima de información y la falta de ella en casa, muchos niños y jóvenes recurren a fuentes que proveen información distorsionada (cómo la pornografía). Por otra parte, lamentablemente una de las razones más frecuentes por las que un niño es propenso a ser abusado sexualmente es por falta de información sobre su cuerpo y cómo protegerse.
Y estos son solo algunos ejemplos. Recibir información adecuada y acorde a tu edad sobre sexualidad y contar con espacios seguros para aclarar tus dudas o tener un modelo saludable de relación de pareja por parte de tus padres puede hacer una diferencia en tu vida.
Quizás descubras que por falta de orientación oportuna en tu infancia, como adulto, te involucraste en situaciones o relaciones que habrías preferido evitar. Por otro lado, podrías darte cuenta de que has visto la sexualidad como algo totalmente negativo, impidiéndote disfrutar del sexo plenamente en tu matrimonio.
Punto de acción
Puede ser muy difícil enfrentarte a la realidad de la calidad de educación sexual que recibiste. Pero el primer paso es siempre reconocer las carencias para poder abordarlas, y al leer este artículo, ¡ya has comenzado ese proceso!
El segundo paso es aprender sobre la sexualidad sana. Afortunadamente, nuestro cerebro tiene la capacidad de aprender y rectificar. Nunca es tarde para construir una visión sana de la sexualidad. Revisa el artículo Aprende más: El Buen Sexo y si quieres ir por más te recomiendo tomar el curso del Buen Sexo.
2. El abuso sexual
El abuso sexual es otra de las experiencias que puede suceder puntualmente durante la infancia, pero que marcan para siempre a la persona que lo vive.
Quizás viviste una experiencia, pero tienes dificultades para identificar si la experiencia cuenta como abuso sexual. Por esta razón quiero tomar algunas líneas para contarte sobre el abuso sexual y los tipos de abuso sexual que existen.
El abuso sexual es una forma de violencia. Implica actos sexuales o conductas de naturaleza sexual que se llevan a cabo sin el consentimiento o la voluntad de una de las partes involucradas. Cabe destacar que un niño, niña o adolescente no tiene la madurez ni la comprensión plena de las implicaciones de una interacción sexual como la tiene un adulto y, por tanto, no tiene la capacidad de otorgar su consentimiento para ningún tipo de actividad que tenga una connotación sexual.
Existe abuso sexual con contacto físico y sin contacto físico (conversaciones con contenido sexual, pedir al niño que muestre sus genitales o mostrarle los genitales, exponerle a actos sexuales o pornografía, etc.). No podemos pensar que si el abuso fue sin contacto físico no fue tan grave o es menos dañino.
Quizá este apartado confirma que lo que te pasó fue abuso o quizá lo reconoces por primera vez. Quiero decir que lo siento mucho. Eso no debió suceder y siento mucho que tu primer contacto con la sexualidad fuera de esta manera.
Como te puede afectar
Es cómodo contemplar la posibilidad de dejar el pasado atrás y seguir adelante sin que los recuerdos del pasado se asomen. Pero no es real. Una vivencia de abuso sexual es una experiencia que produce un daño profundo que deja consecuencias tan palpables que son difíciles de ignorar. A continuación quiero destacar tres de ellas. Las personas que vivieron una experiencia de abuso sexual en su infancia pueden:
Experimentar dificultades para confiar en los demás y construir relaciones íntimas dónde se permitan ser vulnerables.
Desarrollar comportamientos autodestructivos (como abuso de sustancias, autolesiones, o conductas sexuales de riesgo) como forma de lidiar con el dolor del pasado.
Experimentar inseguridad ante el contacto físico. Su cuerpo puede reaccionar con tensión muscular, sobre todo si se trata de un contacto físico sexual. Esto incluso puede llegar a generar una disfunción sexual, por ejemplo en el caso de las mujeres, dolor durante la penetración y en el caso de los hombres dificultad para obtener una erección.
Deseo con todo mi corazón que tengas la oportunidad de descubrir el diseño de Dios para la sexualidad y eso te ayude a sanar y reconstruirte.
Punto de acción
El abuso sexual en la infancia no solo robó partes de tu infancia, sino que también quiere robar tu presente. Por eso, aunque es un tema emocionalmente difícil de abordar, es necesario hacerlo.
Si no sabes por dónde empezar el camino de sanidad, te recomiendo ir a terapia como primera opción. Si por cualquier motivo eso no es posible para ti en este momento, empieza por buscar una persona de confianza que pueda caminar contigo en este proceso. En compañía de esta persona haz el curso Esperanza después del Abuso del ministerio Enseñanzas para el Corazón.
Recuerda que el abuso sexual es una distorsión del diseño de Dios, por eso también te recomiendo aprender sobre el Buen Sexo para sanar tu visión de la sexualidad.
3. La exposición o consumo de pornografía
Hay estadísticas que indican que la edad media del primer contacto con la pornografía es 11 años.1 Y, aunque es un número que preocupa, en mi práctica profesional diaria me encuentro con adultos que fueron expuestos a la pornografía desde edades mucho más tempranas, como nueve e incluso siete y seis años.
A continuación te explico como la exposición de la pornografía que empieza en la infancia puede perdurar a lo largo de la vida adulta y dañar la vida sexual de quien la consume.
Como te puede afectar
Para algunas personas es complejo dimensionar las consecuencias del consumo de pornografía. Sin embargo, la realidad es que hay personas que a causa del consumo de pornografía perdieron su trabajo e incluso su familia.
La pornografía a menudo presenta una versión distorsionada y exagerada de las relaciones sexuales. Las personas pueden sentirse insatisfechas con su propia vida sexual cuando esta no se alinea con las expectativas creadas por la pornografía.
La pornografía frecuentemente retrata a las personas (especialmente a las mujeres y niños) como objetos cuyo único propósito es satisfacer los deseos sexuales de los demás, donde la satisfacción de uno es prioritaria a expensas del bienestar del otro.
El consumo habitual de pornografía puede alterar la respuesta sexual normal, llevando a varios tipos de disfunciones sexuales, como por ejemplo la disfunción eréctil, algunos hombres pueden desarrollar una dependencia de la pornografía para alcanzar y mantener una erección, encontrando difícil responder sexualmente a una pareja real.
También tiene un impacto en el deseo sexual. La excitación vinculada exclusivamente a los estímulos visuales de la pornografía puede reducir el interés en el contacto físico y emocional real.
Puede contribuir a dificultades para alcanzar el orgasmo (tanto hombres como mujeres) pueden experimentar dificultades para alcanzar el orgasmo con una pareja real si su respuesta sexual se ha condicionado a los estímulos específicos de la pornografía.
Punto de acción
Las consecuencias del consumo de pornografía son reales y profundas, a menudo devastadoras, como un tornado que arrasa con todo a su paso. Cuando el consumo de pornografía comienza en la infancia y sigue en la adultez, el proceso de recuperación puede ser más complejo, ya que es un comportamiento que el cerebro ha normalizado por mucho más tiempo. Sin embargo, quiero dejarte con un mensaje de esperanza.
La neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para adaptarse y crear nuevas conexiones) nos ofrece una nueva oportunidad. Aunque tu mente haya pasado años aprendiendo de la pornografía y condicionando tu respuesta sexual y tu habilidad para conectar emocionalmente, no importa cuánto tiempo haya pasado. Tu cerebro tiene la capacidad de desarrollar un nuevo aprendizaje sobre la sexualidad, permitiendo a tu cuerpo restablecer su respuesta sexual y tu capacidad para conectarte emocionalmente.
Si quieres empezar un proceso de desintoxicación y reaprendizaje, te sugiero ir a terapia. También puedes revisar los servicios gratuitos que ofrece el ministerio OFF.
Unas palabras a los padres y las madres
Cada adulto, sea o no padre o madre, cuenta con experiencias en su infancia que influyen en su sexualidad como adulto. Pero si eres padre o madre (¡o incluso tío o tía, abuelo o abuela!), al leer este artículo también estarás pensando en tus propios niños.
Espero que esta información te inspire a invertir tiempo y recursos en prevención y educación, para que los niños que te rodean tengan una experiencia sana y positiva.
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Lee el artículo: El consumo de porno entre los niños: prevenir y hablar
Empieza hoy a sanar tu infancia
La infancia tiene un impacto profundo en la vida adulta, especialmente en la sexualidad. La educación sexual que recibiste te afecta en el día de hoy. Y, si viviste un abuso sexual o fuiste expuesto al porno, también influye en tu presente. Reflexionar sobre esto te permitirá comprender tus vivencias actuales y tomar pasos para reparar el daño que te puede haber ocasionado.
El hecho de que hayas llegado al final de este artículo ya es significativo. Ahora te toca ir a terapia, aprender sobre El Buen Sexo, hacer el curso Esperanza después del Abuso o buscar una persona que pueda acompañarte en tu proceso.
¿Cuál de estos pasos escoges para seguir en este camino de restaurar tu sexualidad y recuperar la visión de Dios para tu sexualidad? ¡Hoy es un buen día para empezar!
Referencias
Conner, Allison. “Porn habit-indulgence or addiction”, Psychology Today, 13 abril 2014.