Por Rebecca Landry

Una persona responsable, activa y amante de las mascotas, Keila vive con su esposo en Valencia, España, dónde también nació y creció. Otras palabras que le definen son comprometida, entregada y, sin duda, atrevida. 

No se conforma y se lanza con las nuevas oportunidades que se le presentan. Y por eso ha llegado al equipo de El Buen Sexo como psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas, aunque no siempre ha trabajado de psicóloga. 

Además de ser psicóloga, es profesora de profesión por pura vocación. 

Profesora de profesión y vocación 

Desde 2019, Keila es profesora de formación profesional. Da módulos de educación en valores a través del ocio, enseñando cómo dinamizar un grupo y cómo hacer proyectos de intervención social en colectivos vulnerables. 

Desde enseñar a sus muñecas cuando era pequeña hasta dar clases a sus compañeros de instituto, siempre ha querido ser profesora de mayor, pero ha pasado por otros estudios y trabajos antes de llegar a hacer lo que le apasiona. 

Llegó a estudiar psicología por creer que lo que le gustaba era ayudar a los demás (hola, psicología), cuando realmente lo que le gusta es la enseñanza.

Después de graduarse en psicología, se formó con el máster de psicología general sanitaria y empezó a trabajar mientras tanto como azafata en el aeropuerto. 

Un buen trabajo para un verano se convirtió en cuatro años allí — años llenos de experiencias únicas, de conocer varios idiomas y culturas y de aprender a trabajar en equipo bajo presión.

Pero queriendo estabilidad y un horario más sostenible, Keila empezó a buscar otras opciones y otros trabajos. En ese proceso, volvió a la pregunta “¿Qué es lo que realmente me encanta hacer?” Y sabía que era enseñar.

Estudió un máster de profesor en secundaria en la especialidad de orientación educativa y empezó a buscar trabajo como orientadora, sin saber que encontraría trabajo como docente. 

Pero encontró y empezó a trabajar de profesora de formación profesional y sigue en el mismo instituto hasta el día de hoy. Entonces, ¿cómo llegó a estudiar sexología y trabajar de terapeuta en el equipo de Kari?

El camino hacia la sexología 

El camino hacia la sexología empezó en su vida personal y ministerial. Habiendo nacido en una familia cristiana, Keila tuvo la oportunidad de conocer a Dios desde pequeña. Siempre creía. 

Pero con 19 años ella tuvo lo que describe cómo su encuentro personal con el Señor a raíz de una situación difícil por la cual estaba pasando. En esa etapa, empezó a entender realmente qué significa el evangelio, la cruz, y una relación íntima con Dios. 

Llegó el año 2020 y, al contrario de la experiencia de muchos, el confinamiento fue un tiempo de disfrutar del tiempo libre y las horas de descanso que le permitió.

Keila profundizó más en su relación con Dios y leyó mucho. Además, ese año le trajo un proceso de sanidad con Dios en el área de las relaciones. 

“Me empecé a interesar en el mundo de la sexualidad, de las relaciones, de que es lo que Dios dice, de cómo podríamos vivirlo de forma que honremos a Dios, pero a la vez lo estemos disfrutando. Muchas veces se vive todo con mucha condenación, todo es un tema tabú, hay muchas distorsiones y mucha insatisfacción en la soltería que te lleva a malas decisiones.” 

Trabajaba (y sigue trabajando) con el grupo de jóvenes en su iglesia y al acompañar a muchas personas, principalmente chicas, veía muchas luchas en el área sexual y relacional. 

Keila dice, “Me apasiona este tema por ver el sufrimiento que había en [la soltería] y como me dolía realmente… Ver tantas luchas, como se vive siempre con insatisfacción y frustración.. Me dolía. Y me duele.” 

Justo por su propia experiencia como soltera y por la experiencia de personas cercanas, le interesó estudiar la sexología y las relaciones. Ella está convencida que la sexualidad tiene un propósito en la soltería y quiere que todos puedan disfrutar de la soltería en vez de vivir en insatisfacción y frustración. 

Del máster al equipo de El Buen Sexo

Así que en medio de esa búsqueda personal, el proceso de sanidad con Dios y leer muchos libros, Keila se encontró con el Instagram de Kari. 

Aunque Keila en ese momento no andaba buscando un cambio de trabajo, quería formarse con Kari por ser psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas — y cristiana. También le llamó la atención la combinación de la ciencia y la Biblia. 

“Cuando estudié psicología veía como que la ciencia confirmaba lo que decía la Biblia. Nunca fue un conflicto realmente para mí… Me encanta intentar aportar eso: esa perspectiva tanto bíblica como científica,” comenta Keila.

Siguiendo el llamado de Dios y buscando desarrollar su labor en la iglesia, no tanto un cambio de profesión, se metió en el máster de sexología en el año 2021. Allí empezó a ejercer como psicóloga. 

El año del máster era también el año de planear su boda, ya que se casó con su esposo Sergio en junio del 2022. Con la energía, pasión y compromiso que le define, terminó el máster, se casó y empezó a trabajar con Kari en el equipo de El Buen Sexo.  

Su día a día

Hoy en día Keila sigue con un ritmo alto, trabajando en el instituto por la mañana y por la tarde pasando consulta (terapia individual y de pareja) y preparando charlas y contenido sobre El Buen Sexo. 

Lo que más le apasiona es la divulgación y enseñanza en cualquier tema relacionado con la sexualidad, además de formar a otros profesionales para multiplicar la visión. 

Sin embargo, explica Keila, “es verdad que cuando también haces vínculo con las personas que estás ayudando en terapia, es super especial ver que les estás pudiendo ayudar en esas áreas que son tan íntimas en realidad.”

Aunque le apasiona trabajar con jóvenes en el tema de la soltería, también le interesa trabajar con matrimonios. Ella ve que muchas de las problemáticas en los matrimonios nacen en consumo de pornografía o abusos o relaciones prematrimoniales y le interesa hacer prevención en esa área.

¿Cuál es la meta y cómo ve su propósito? 

El motivo y la meta

“Mi propósito, mi llamado, lo veo como ser un instrumento de Dios para poder traer sanidad, restauración y libertad a su iglesia,” dice Keila. Se siente privilegiada, agradecida y bendecida de vivir esto y formar parte de lo que Dios está haciendo. 

Tiene ganas de avanzar a por más, extendiendo la visión de El Buen Sexo y formando a otros profesionales. Keila se ha lanzado y nos deja con ese mismo consejo para profesionales que están empezando: 

“Que sigan aprendiendo. Que no se conformen. Que sigan formándose y que se atrevan... Creo que hay mucha gente que sabe mucho más de lo que cree que sabe y muchas veces les cuesta mucho dar el paso. Sigue formándote, sigue aprendiendo, pero atrévete al mismo tiempo a dar el paso.”