Aprende más: La pornografía y mis genitales
Por Rebecca Landry
Es un tema que se queda en la oscuridad. Cuando surge la cuestión de la pornografía, la respuesta suele ser o un corto "no, no lo hagas" (acompañado de vergüenza y poca información) o un alentador "sí, hazlo" (con aplausos por quererte a ti mismo y explorar tu sexualidad).
En cualquier caso, ambos lados de la cuestión sobre el consumo de porno suelen solo rozar la superficie del asunto. Y, por supuesto, es un tema difícil y complejo.
Cuando se trata de hablar de pornografía, queremos ir más allá y por eso existe un curso llamado “La pornografía y mis genitales.” Antes de hablar de lo que aprenderás en ese curso, empecemos con una pregunta importante: ¿Por qué hablar de la pornografía?
Por qué hablar de la pornografía
El mundo en el que vivimos ha cambiado mucho en los últimos 50 años y el mundo de la pornografía ha cambiado con él. Hay cuatro razones por las que la pornografía se ha convertido rápidamente en un tema que no se puede ignorar, independientemente del lado del debate en el que te encuentres.
La pornografía es anónima, asequible, accesible y aceptada. ¿Qué significa esto?
Es anónima en el sentido de que puedes verla desde la comodidad y el anonimato de tu habitación, sin salir de casa. Nadie tiene por qué enterarse. La mayoría de la pornografía es gratuita, lo cual hace que sea asequible para todos.
Es accesible, porque ahora solo necesitas un clic de tu ratón o un toque en tu teléfono para poder acceder a ella. Además, consumir porno es algo aceptado no sólo por la sociedad en general, sino también por muchos profesionales.
Dado que el porno es fácil de encontrar, gratuito y aceptado, no es de extrañar que se esté convirtiendo en un tema que afecta tanto a hombres como a mujeres — además de niños y jóvenes. Con un alcance tan generalizado sería negligente no examinar el porno y los efectos que puede tener en nosotros y en nuestros seres queridos.
Es hora de tomar decisiones informadas y hablar de este tema con conocimiento y compasión.
Por eso, en el curso de “La pornografía y mis genitales,” verás a nivel científico qué es lo que puede pasar en el cerebro al consumir porno a largo plazo y también lo que pasa en el cuerpo cuando el ser humano tiene un orgasmo.
¿Qué pasa en el cerebro cuando veo pornografía?
Puede que pienses que el porno tiene que ver sólo con tus genitales. Pero ¡somos seres íntegros! Y, además, el consumo de porno tiene un gran efecto en el cerebro — esa máquina compleja que está íntimamente conectada con el resto del cuerpo.
Para entender la pornografía y sus posibles efectos es importante conocer tres fenómenos psicológicos llamados: condicionamiento, neuroplasticidad y neuronas espejo.
Aprenderás más sobre ellos en el curso, pero aquí tienes un resumen muy breve de cómo cada uno de ellos puede estar relacionado con el consumo de porno.
Primero, condicionamiento significa que puedes llegar a asociar el placer sexual con lo que estás haciendo y viendo. Segundo, la neuroplasticidad junto con el porno te convierte en un experto en tu propio placer y aumenta tu capacidad, lo que significa que cada vez necesitas más.
Por último, con las neuronas espejo, tu cerebro piensa que realmente estás llevando a cabo una acción cuando simplemente lo estás viendo. Eso te lleva a creer que eres un experto en lo que has visto.
Ya que el consumo de porno está tan estrechamente ligado al orgasmo, la pornografía y sus efectos potenciales sobre ti y tus relaciones deben entenderse dentro del contexto de lo que ocurre en tu cuerpo cuando experimentas un orgasmo.
¿Qué pasa en el cuerpo cuando tengo un orgasmo?
Un orgasmo — el momento de clímax sexual y placer máximo, marcado por contracciones musculares rítmicas en la zona pélvica — va acompañado de la liberación de un montón de hormonas y neurotransmisores. Esto en sí es bueno.
A lo largo de la relación sexual y durante el pico del orgasmo, estas increíbles hormonas y neurotransmisores tienen profundos efectos que contribuyen en la concentración, la memoria, el placer, la reducción de los niveles de estrés y una sensación de bienestar, satisfacción y conexión.
El encuentro sexual y el orgasmo son realmente un diseño bello del Señor que nos permite no sólo reproducirnos, sino también experimentar placer y formar un vínculo con la pareja. No hay duda que tener un orgasmo conlleva numerosos beneficios.
La pregunta es, ¿qué sucede cuando sacas el orgasmo fuera del contexto de una relación con el amado o la amada? ¿Qué ocurre cuando el poder del orgasmo se libera por uno mismo, sin la pareja? ¿Cuáles son las implicaciones cuando el orgasmo pasa cara a cara con una pantalla?
Son preguntas importantes que merecen reflexión. En el curso, Kari las responde y ofrece orientaciones para tu reflexión personal y un estudio continuado sobre el tema.
El Buen Sexo y la pornografía
Con la idea del Buen Sexo en mente (si no has hecho el curso de Buen Sexo, haz clic aquí), el objetivo es un encuentro sexual sano y amoroso que sea mutuo, consentido, íntimo y placentero.
En la búsqueda de encuentros sexuales que nos acerquen a otra persona en vez de encerrarnos en nosotros mismos, nos atrevemos a ir más allá de la superficie y considerar detenidamente la pornografía.
Equípate con la información del curso “La pornografía y mis genitales.” Te ayudará a entender cómo la pornografía puede afectarnos y así puedes hablar — y tomar decisiones — con más conocimiento sobre un tema importante que a menudo dejamos de lado.