Conoce a Rebecca
Por Rebecca Landry
Escribir sobre mí misma es una experiencia rara, pero sí que siempre me ha gustado escribir. De pequeña escribía un periódico de noticias familiares e historias mil, aunque aun así nunca se me ocurrió ser escritora de mayor.
Pero nunca me imaginé como sexóloga tampoco. De hecho, cuando me enteré hace años que existe la profesión de sexología me chocó bastante. Pensé “¿Cómo podemos estar tan obsesionados con el sexo como para dedicarle una profesión entera?”
Ahora aquí estoy, siendo sexóloga, trabajando de escritora y profesora. ¡Cómo cambian las cosas! Y cómo el Señor nos cambia el corazón. ¿Cómo he llegado hasta aquí entonces? Buena pregunta.
La soltería, el cuerpo físico, hombres y mujeres
Para llegar a interesarme en la sexología, tres temas han sido claves a lo largo de mi vida: la soltería, el cuerpo físico, y el hecho de ser hombres y mujeres.
La soltería
Nunca me he casado y tenía (y sigo teniendo) preguntas sobre la soltería y particularmente la soltería cristiana. Por ejemplo, ¿qué sentido tiene ser un ser sexuado si no lo vamos a emplear teniendo sexo? ¿Por qué nos llaman tanto la atención las relaciones románticas?
Al aprender más sobre la sexualidad, estoy aún más convencida que el tema de la sexualidad es importantísimo en la soltería y que tenemos que valorar y honrar la soltería mientras seguimos honrando el matrimonio.
El cuerpo físico
El cuerpo físico (y nuestra percepción de él) está íntimamente conectado con la sexualidad. He sido deportista casi toda la vida y también he pasado por etapas de enfermedad prolongada, de niña y también de adulta. De forma inconsciente, estuve siempre valorando si mi cuerpo me servía o no.
Me llevó a valorar qué relación realmente tengo con mi cuerpo — si mi cuerpo es algo que me pertenece o si es parte de quien soy; si lo cuido o si lo regaño.
Hombres y mujeres
Ser hombres y mujeres siempre me ha llamado la atención y me ha llevado a interesarme en el género y la sexualidad. Soy muy de hacer preguntas y me preguntaba: ¿Por qué somos mujeres y hombres? ¿Qué significa tener cuerpo de hombre o mujer? ¿Qué significa ser mujer en mi ámbito social?
Pero todas esas dudas no necesariamente llevan a una persona a estudiar sexología.
El camino hacia la sexología
Hace unos años, leí un libro sobre la sexualidad cristiana. No es que no hubiera leído libros sobre la sexualidad antes, pero con ese, de repente me di cuenta de que la sexualidad y el sexo no son extras ni son unas obsesiones sin sentido, sino que son claves — claves para entender nuestro anhelo humano de relaciones, para entender la humanidad, la experiencia humana y Dios.
Yo quería indagar en esa clave y extenderla a los demás.
Con hambre de saber más, empecé a estudiar con varios cursos y alguien me puso en contacto con Kari. Cuando le mandé un correo pidiendo recursos para profundizar en mis estudios, Kari me respondió, “si lo estás tomando en serio, fórmate con el máster de sexología.”
¡Lo estaba tomando en serio, así que me lancé y aquí estamos!
Además de ser sexóloga, he trabajado como trabajadora social (con adultos con capacidad reducida y dirigiendo programas para niños en situación de riesgo), como profesora de inglés y español y como escritora en una empresa de marketing.
Hoy en día, me encanta escribir sobre un tema que me apasiona — la sexualidad basada en la ciencia y la Biblia. Ha sido un placer mirar atrás y ver mi camino hacia donde estoy ahora mismo, tanto a nivel profesional como con el Señor.
El camino hacia el Señor
Soy de los EEUU, pero llevo desde 2017 en Cáceres, España. Creo que a veces el Señor nos llama a algún sitio, a veces nos llama a hacer algo, dando igual el sitio y a veces nos deja decidir. En 2017, me mudé a España, sintiendo que en ese momento de mi vida el Señor me dirigió aquí, el lugar siendo lo más importante.
Crecí en una familia cristiana, no solo en nombre, pero también de corazón y vivencia. Se puede decir que no conozco un día que yo no haya conocido al Señor.
¿Eso hace que esta parte de mi historia sea un poco aburrida? Puede ser. No hay historia grande ni testimonio sorprendente, pero a veces la fe es tranquila y silenciosa, creciendo poco a poco con altibajos en el paso de los años. Agradezco la base de fe que el Señor me dio a través de mis padres.
Dicho esto, considero que hay dos momentos claves en mi propio camino con Dios.
Antes de salir a estudiar en la universidad, fui a El Salvador de voluntariado y buscaba respuestas del Señor — dónde y qué estudiar y lo demás. Regresé de ese viaje sin respuestas a mis preguntas, sino con una única respuesta a la vida: Dios a través de su palabra.
Me viene a la mente una cita de C.S. Lewis: “Tú mismo eres la respuesta. Ante tu rostro las preguntas desaparecen. ¿Qué otra respuesta bastaría?”1
Unos años después, me enfermé y pasé meses enferma. Estaba nadando de forma competitiva, pero con la enfermedad cada día era un desafío. No me daba.
Ya que encontré gran parte de mi gozo e identidad en mi deporte, tuve que atravesar un proceso de aprender que realmente Dios es el único que nunca va a cambiar en la vida. Si no está mi identidad en Él, mi identidad está por derrumbar en algún momento.
Era una etapa de conocer más de quién es Dios. Él es bueno, lleno de compasión y desea dar buenas cosas a su amado, a sus hijos. Me toca — nos toca — abrirnos y recibir el amor del Señor y todo lo que nos quiere dar. ¡Eso es difícil y siento que estaré la vida entera aprendiendo a hacerlo!
Quiero conocer más al Señor y abrirme a su amor. Quiero lo mismo para las personas que me rodean y quiero que entender la sexualidad sea una forma en que lo podamos hacer.
La meta y la visión con la sexología
En la iglesia, no suele hablar mucho del sexo ni la sexualidad. Pero en la Biblia, el Señor usa bastante la metáfora de la sexualidad para describir su amor, su fidelidad y su relación con nosotros.
Aunque son metáforas insuficientes para describir y descubrir quién es Dios (¡nunca podremos realmente entenderlo!), allí están. Es un proceso de toda la vida ayudar a nuestros pequeños cerebros entender el gran misterio y tesoro de quién es el Señor y cómo se relaciona con nosotros.
¿Hemos torcido la sexualidad y nos hemos equivocado? Sí, y me duele el sufrimiento de las personas. ¿Hemos abusado de la sexualidad y de otras personas? Sí, hasta un punto horrible. Pero el tema de la sexualidad no es el problema. El problema es cómo hemos llegado a distorsionarlo.
Parte de mi visión para trabajar en el mundo de la sexualidad es ayudar a los demás a ver la creación de Dios en la sexualidad, para redimir el tema en vez de desecharlo.
También me es muy importante el bienestar y la salud en general. Hay tanto desconocimiento en el área de la sexualidad, el sexo y el funcionamiento de nuestros cuerpos.
Para alcanzar un bienestar físico y mental, necesitamos información. Pero con el tema de la sexualidad, la gente necesita recibir la información de una forma que no sea chocante, que no ofende, que sea respetuosa y que dé libertad y paz.
Me encanta educar de esa forma en los temas de la salud sexual, el punto de encuentro con la cultura y el valor de nuestros cuerpos.
Educando y aprendiendo
Cuando no estoy trabajando, me gusta correr, hacer senderismo, leer y comer fuera con mis amigos y mi familia. La gente más cercana me define como una persona disciplinada, de escucha activa, apasionada, amable y pensadora. Yo añadiría que soy estudiante.
Con el equipo de El Buen Sexo, educo a través de talleres y cursos y escribo, pero también aprendo cada día. Me encanta aprender y hay tanto que quiero seguir aprendiendo con el tema de la sexualidad.
Voy a por más y espero que tú también te unas a aprender del increíble regalo que es la sexualidad humana.
Referencias
1. Lewis, C. S. (1956). Till We Have Faces. HarperOne.